Otro año que personalmente se me ha escapado entre los dedos de las manos sin darme cuenta y haciendo balance la pregunta que hay que plantearse es ¿este año ha sido bueno o malo?.
Tal y como están las cosas (económicamente hablando), no se puede decir que haya sido un «gran» año, pero hay tantos momentos buenos, rodeado de los que me quieren, de grandes amigos, de compañeros excepcionales, de risas, de ilusiones, de sueños y en general de pequeños matices que hacen que este años me deje un sabor dulzarrón en el paladar.
Sería un ingrato si no le diese las gracias en primer lugar a mi familia, que hace que mi vida sea maravillosa y que merezca vivirla sin desperdiciar ni un segundo. A mis amigos, a los que tengo que querer, porque son ellos. A esa manada de locos compañeros con los que comparto el día a día y logran hacerme reír, disfrutar y que son una inspiración para superarme como persona y a todos los que en algún momento se han detenido a compartir un trocito de su vida conmigo (aunque sólo sea leyendo mis artículos en este blog).
Esta noche, voy a despedir el año con una gran sonrisa, porque tengo la firme creencia de que hay que cerrarlo con un broche que haga honor a todo lo bueno que he pasado y dejar que lo malo se disuelva en el olvido.
A partir de mañana empiezo una carrera de 365 días en los que si lo doy todo, si disfruto de cada momento y si lo comparto con los que me rodean, estoy convencido de que llegaré a la meta pudiendo decir que ha sido otro año estupendo.
Y creo que sólo me queda una cosa por hacer, y no es más que brindar con todos vosotros y desearos…
¡Feliz y prospero 2015! para ti también, es todo un honor y alegría compartir los años contigo.