Melenas, cuero, cadenas, remaches, muñequeras, solos de guitarra trepidantes, conciertos espectaculares… demasiadas pistas para no saber que hoy vamos a hablar de algo relacionado con el Heavy Metal.
Por norma general, cualquier tribu urbana se identifica por un par de cosas: una estética característica en lo referente a la indumentaria y un tipo de música.
Al que le gusta, llevará la música en su corazón y en sus oídos durante toda su vida, mientras que lo de la indumentaria es más complicado, ya que en muchos de los casos tu atuendo es un tono de color (aunque sea el negro) en la aburrida tendencia gris laboral, que te hace distinto, y el que es diferente, es «el raro». Existen otros factores que te separan de esta estética, porque yo por ejemplo, como no me ponga el mocho en la cabeza, creo que no podré agitar mi pelazo en los conciertos.
Es durante el periodo de la vida en el que empezamos a descubrir nuestros gustos musicales cuando nos empezamos a sentir mas afines a alguno de estos colectivos, y donde se forjan las leyendas y comenzamos a tener nuestros ídolos. ¿Quién no se ha imaginado subido a un escenario junto a ese grupo al que rindes culto?
Pues llegados a esta pregunta, digamos que existen dos tipos de persona: los que simplemente son fanes incondicionales, o los que teniendo ciertas inquietudes musicales intentan imitarlos. Estos últimos son los que forman los grupos de tributo.
Y si en el caso del Heavy ya es complicado ver a mujeres en las formaciones originales, no os quiero contar lo que cuesta encontrarlas en los grupos de tributo y pararse a pensar en grupos cuya formación íntegra está formada por mujeres… Es algo curioso, pero es así y como me ha llamado tanto la atención hoy le voy a dedicar el artículo a unos cuantos que me he encontrado.
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